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América Latina en el marco de la
reconfiguración hegemónica mundial: el
avance estratégico de China en la región
en el siglo XXI
Latin America in the Setting of the Global, Hegemonic
Reconfiguration: China’s Strategic Advance in the Region
in the 21st Century
América Latina dentro do marco da reconfiguração hegemônica
global: o avanço estratégico da China na região no século XXI
Ada Celsa Cabrera García
1
Giuseppe Lo Brutto
2
DOI: 10.5752/P.2317-773X.2019v7.n3.p51
Recibido el 05 de julio de 2018
Aprobado el 14 de noviembre de 2018
R
El propósito de este trabajo es analizar el momento que vive la región latinoameri-
cana en el actual contexto de reconguración hegemónica de la economía mundial.
Este último se expresa en el conjunto de tensiones y cuestionamientos que expe-
rimenta el sistema interestatal de posguerra, sobre el cual se erigió y consolidó el
liderazgo hegemónico estadounidense. Al mismo tiempo, se observa el auge de
China como un actor que, incluso sin renunciar a las instituciones del mencionado
sistema, desarrolla y promueve nuevas dinámicas de interacción entre países que
no obedecen a los principios del consenso interestatal expresado en la Carta Magna
de las Naciones Unidas (NN UU). Ante tal escenario, América Latina (AL) se en-
tiende como un territorio en disputa en el que se cruzan, por un lado, los intereses
de Estados Unidos (EE UU) buscando mantener su rol como centro hegemónico y,
por el otro, las estrategias de expansión de China en las que se observa un cada vez
mayor protagonismo en Latinoamérica a partir de este milenio.
Palabras clave: Economía Mundial; Hegemonía; Sistema Interestatal; América
Latina; China.
A
The purpose of this paper is to analyze the current situation of the Latin Ameri-
can region in the context of hegemonic reconguration of world economy. The
latter is expressed in the combination of tensions and questioning that under-
goes the post-war interstate system, on which the hegemonic leadership of the
United States of America (US) was built and consolidated. At the same time, the
1. Doctora en Sociologia por el Instituto
de Ciencias Sociales y Humanidades
“Alfonso Velez Pliego” (ICSyH) de la
Benemerita Universidad Autonoma de
Puebla (BUAP). Profesora investigadora
de la Facultad de Economía, BUAP.
Pertenece al Sistema Nacional de
Investigadores de Mexico (SNI), nivel
I. Miembro del Cuerpo Académico en
Consolidación “Análisis Económico”,
BUAP-CA 130. Forma parte del grupo de
investigación en Cooperación Sur-Sur e
Integraciones Regionales de REEDES.
Ciudad y país de residencia: Puebla,
México. Número ORCID http://orcid.
org/0000-0003-0272-0987. Contacto:
adacelsa.cabrera@correo.buap.mx
2. Doctor en Economía Política del De-
sarrollo por la Facultad de Economía de
la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla (BUAP), México. Profesor-inves-
tigador del Posgrado en Sociología del
Instituto de Ciencias Sociales y Huma-
nidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH),
BUAP. Pertenece al Sistema Nacional de
Investigadores (SNI), nivel I. Miembro
del Cuerpo Académico Consolidado
“Sociología Política y del Desarrollo”,
BUAP-CA 195. Coordinador del Grupo de
Investigación en Cooperación Sur-Sur e
Integraciones Regionales de REEDES.
Ciudad y país de residencia: Puebla,
México. Número ORCID https://orcid.
org/0000-0002-8126-5013. Contacto:
giuseloby@msn.com
estudos internacionais • Belo Horizonte, ISSN 2317-773X, v. 7, n. 3, (dez. 2019), p.51 - 62
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rise of China is seen as an actor that, even without renouncing the institutions
of the mentioned system, develops and promotes new dynamics of interac-
tion between countries that do not obey the principles of interstate consensus
expressed in the United Nations Magna Carta (NN UU). Given such a scenario,
Latin America (AL) is understood as a disputed territory where coexist, on the
one hand, the interests of the US are seeking to maintain its role as an hegemo-
nic center and, on the other, the expansion strategies of China in which there is
an increasing prominence in LA started in this millennium.
Keywords: World Economy; Hegemony; Interstate System; Latin America; China.
R
O objetivo deste trabalho é analisar o momento vivido pela região latino-ame-
ricana no atual contexto de reconguração hegemônica da economia mundial.
Este último é expresso no conjunto de tensões e questionamentos que experi-
menta o sistema interestatal do pós-guerra, sobre o qual a liderança hegemônica
estadunidense foi erguida e consolidada. Ao mesmo tempo, observa-se o auge da
China como ator que, mesmo sem renunciar às instituições do sistema mencio-
nado, desenvolve e promove novas dinâmicas de interação entre países que não
obedecem aos princípios do consenso interestatal expresso na Carta Magna da
Nações Unidas (NN UU). Diante desse cenário, a América Latina (AL) é entendi-
da como um território em disputa no qual se cruzam, por um lado, os interesses
dos Estados Unidos (EUA), buscando manter seu papel de centro hegemônico e,
por outro, as estratégias de expansão da China na qual se observa cada vez mais,
um maior protagonismo na América Latina a partir deste milênio.
Palavras-chave: Economia mundial; Hegemonia; Sistema Interestadual; Améri-
ca Latina; China.
Introducción
Hablar sobre las relaciones entre Estados nos remonta a las inter-
pretaciones que existen sobre el sistema interestatal y las expresiones que
este ha adquirido en la historia, así como sobre la existencia de centros
hegemónicos que lo lideran. De manera concreta, sus orígenes se encuen-
tran en la Paz de Westfalia de 1648 y, más recientemente, en la rma de
la Carta Magna de las NN UU de 1945
3
. Esos momentos de fundación y
reconguracn ponen en relevancia que la decadencia de un centro he-
gemónico y la posibilidad de surgimiento de uno o varios sucesores hasta
ahora han estado envueltos en un clima de tensiones e incluso desborda-
miento de los postulados del sistema interestatal previo.
La paz de Westfalia, que articuló el primer acuerdo interestatal,
no se dio entre los modernos Estados capitalistas, sino entre los Estados
absolutistas de los que derivarían, en gran medida, elementos para la
conformación de los modernos Estados-nación. En cambio, la Carta de
las NN UU dio un giro al sistema interestatal modicando a los acto-
res fundamentales del derecho internacional y frenando las capacidades
de los Estados-nación en relacn a las existentes en el anterior acuerdo.
El reconocimiento de los individuos y de las minorías como sujetos del
derecho internacional cambió básicamente los conceptos de soberanía y
responsabilidad entre un pacto y otro. Ambos momentos históricos po-
sibilitaron un marco en el que la lógica de dominacn capitalista y la de
dominación territorialista
4
mantuvieron una relacn de coexistencia en
la que en determinados momentos una ha sido superior a la otra.
3. Esta dinámica queda ampliamente
desarrollada en el estudio que Giovanni
Arrighi (1999) realiza sobre el desarrollo
de la economía mundial capitalista. El
autor propone la categoría de “ciclos
sistémicos de acumulación” (CSA). Es
en el segundo CSA, el holandés, que
se observa la existencia de un Estado
que lidera la dinámica de acumulación
a escala mundial. La hegemonía de
Holanda fue precisamente posible por
los acuerdos de la Paz de Westfalia, al
igual que la británica, mientras que la
estadounidense estuvo acompañada
por la firma de la Carta Magna de las
NN UU.
4. Giovanni Arrighi (1999) observa la
interacción de dos lógicas fundamenta-
les en los procesos de configuración y
reconfiguración que ha experimentado
el sistema interestatal: la capitalista y
la territorialista. La primera se expresa
en la búsqueda por ampliar el dominio
territorial encabezado en términos
históricos por los principales imperios
coloniales europeos. La acumulación
de capital fue el principal medio para
alcanzar dicho fin, pues el financia-
miento para lograr el control y dominio
político de nuevos territorios procedió
de las principales agencias capitalistas
de la época. La expansión territorial
también traía consigo el control de rutas
comerciales y la extracción de recursos
y mercancías, cuyos beneficios tendían
a concentrarse en manos de quienes
tenían por objeto la acumulación de
capital. Estos últimos, se valían del con-
trol que la dominación territorial ejercía
políticamente sobre tierras y poblacio-
nes para garantizar su principal objetivo,
la reproducción del capital. Así, la lógica
de la dominación capitalista invierte los
fines y los medios respecto de la lógica
territorialista, el objetivo es el de acu-
mular capital y un medio para lograrlo
es el dominio de territorios.
53
Ada Celsa Cabrera García e Giuseppe Lo Bruo América Lana en el marco de la reconguración hegemónica mundial: el avance estratégico de China en la región en el siglo XXI
Las contradicciones que vive el actual sistema interestatal mues-
tran cómo dentro de la lógica capitalista el recurso a la guerra para do-
minar territorios ricos en recursos naturales es cada vez más evidente,
poniendo en discusión la vigencia de la Carta de NN UU.
Este trabajo surge precisamente de observar que quienes han sus-
crito los principios de la Carta de las NN UU ejecutan acciones que no
precisamente se corresponden con los postulados de la misma. Un ejem-
plo de ello es el caso de las intervenciones militares llevadas a cabo sin la
venia del Consejo de Seguridad de NN UU
5
.
El presente estudio se enmarca dentro de la primera de las cuatro
controversias que se entrelazan en el trabajo de Arrighi y Silver (2001)
sobre el futuro de la economía política mundial, es decir, “al cambiante
equilibrio de poder entre Estados, y en particular si es o no probable que
surja un nuevo estado hegemónico” (ARRIGHI; SILVER, 2001, p. 11). A
partir de ello, el artículo evidencia tres potenciales situaciones: a) el siste-
ma interestatal de la segunda posguerra superará las tensiones y segui
vigente manteniendo a Estados Unidos como líder; b) un nuevo sistema
interestatal se está gestando bajo el liderazgo
6
que podría estar represen-
tado por China; c) ambos sistemas coexisten en un momento que podría-
mos considerar de “caos sistémico”
7
(ARRIGHI; SILVER, 2011, p. 37).
Es precisamente en ese contexto que nos preguntamos por el lugar
que AL adquiere en el actual momento de reconguración hegemónica
mundial. En este sentido, el escenario muestra una disputa por la región
a partir de la clara estrategia de penetración político-económica que ha
hecho que el gigante asiático se sume a la presencia mantenida durante
décadas por los EE UU en AL.
A tal propósito, se realiza un análisis sobre el momento que ac-
tualmente vive la región latinoamericana en el contexto de cambio que
experimenta, en sus panoramas político y económico, al inscribirse den-
tro de un dinamismo de crisis global. Partimos de la propuesta de que las
crisis recurrentes, que en los últimos años ha experimentado la economía
mundial, han agudizado el momento de caos sistémico que ve a EE UU
y a China como los dos actores principales en disputa por la hegemonía
global. Por ello, las preguntas principales que intentamos responder son
¿cómo se está dando el avance estratégico de China en AL en el siglo XXI
frente a la reconguracn hegemónica que vive la economía global? y,
en la misma línea de trabajo ¿cles serían los elementos que permitirían
constatar que se está gestando otro sistema interestatal que ve a China
como su nuevo líder?
Nuestra hipótesis de trabajo es que China va construyendo un siste-
ma interestatal alternativo que actualmente convive con el de EE UU en
el sistema de NN UU y, en este sentido, AL se vuelve un actor estratégico
para los nes de expansión del dragón asiático.
Construimos el argumento anterior a lo largo de las tres partes del
trabajo que siguen a la presente introducción. En la primera de ellas, re-
exionamos sobre el momento que el sistema interestatal atraviesa ac-
tualmente y sobre el proceso de reconguracn hegemónica al que se
asiste. En la segunda, analizamos el avance estratégico de China en AL
en el siglo XXI observando un rol cada vez más importante del gigante
5. El artículo 24 contenido en el capítulo
V de la Carta Magna de la NN UU refe-
rido al Consejo de Seguridad menciona
que entre las funciones y poderes de
este último se encuentra que “A fin
de asegurar acción rápida y eficaz por
parte de las NN UU, sus miembros
confieren al Consejo de Seguridad la
responsabilidad primordial de mantener
la paz y la seguridad internacionales, y
reconocen que el Consejo de Seguridad
actúa a nombre de ellos al desempeñar
las funciones que le impone aquella res-
ponsabilidad” (Naciones Unidas, 1945).
No obstante lo anterior, se observan
acciones como la invasión norteameri-
cana a Panamá en 1989; la intervención
militar de EE UU y los aliados de la
Organización del Tratado del Atlántico
del Norte (OTAN) en Kosovo durante el
año de 1999; la invasión de EE UU y el
Reino Unido a Irak en 2003, entre otras.
6. No es la primera vez que se habla de
un posible cambio hegemónico durante
la vigencia del sistema interestatal de
posguerra. A consecuencia de la crisis
global de los años setenta del siglo XX
y de manera posterior al fin de la Guerra
Fría, existían elementos para pensar que
el nuevo liderazgo podía encontrarse en
Europa, donde sobresalía Alemania, o
en Japón. Ambas posibilidades fueron
descartadas por el dinamismo que
trajo consigo la historia posterior de
la economía mundial (ARRIGHI, 1999;
ARRIGHI; SILVER, 2001).
7. En el análisis sobre los distintos
momentos de crisis hegemónica que ha
experimentado la economía mundial,
Arrighi y Silver (2001) observan que
la aparición de un momento de “caos
sistémico” ha formado parte de dichas
crisis y de los cambios en los que
finalmente han significado colapsos de
la hegemonía. Un “caos sistémico” es
ocasionado por “la interacción de la
intensificación de la competencia inte-
restatal e interempresarial, la escalada
de conflictos sociales y el surgimiento
intersticial de nuevas configuraciones
de poder. Por caos sistémico entende-
mos una situación de grave y aparente-
mente irremediable desaorganización
sistémica. Cuando la competencia y
los conflictos desbordan la capacidad
reguladora de las estructuras existen-
tes, surgen intersticialmente nuevas
estructuras que desestabilizan aún más
la configuración de poder dominante.
El desorden tiende a autorreforzarse,
amenazando con provocar (o provocando
efectivamente) un resquebrajamiento
completo de la organización del siste-
ma” (ARRIGHI; SILVER, 2001, p. 40).
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asiático en la geopolítica regional. Consideramos la situación de AL como
la de un territorio que es disputado
8
por los principales actores globales,
especícamente EE UU y China. Finalmente, en las conclusiones inten-
tamos reexionar sobre el momento actual y posible rumbo de la región
latinoamericana en ese contexto.
Consideraciones sobre la reconfiguración hegemónica mundial desde las
relaciones interestatales
No obstante la amplitud de debates en los que se puede insertar este
trabajo, dialogamos únicamente con aquellos autores que analizan la con-
formación de relaciones jerárquicas que asumen los Estados a la hora de
suscribir acuerdos dentro del sistema interestatal vigente. Retomamos los
argumentos construidos por Leo Panitch y Sam Gindin (2015), Giovanni
Arrighi (2007; 2005a; 2005b) y Giovanni Arrighi y Beverly Silver (2001;
2011), en una suerte de discusión sobre el momento actual que vive la eco-
nomía mundial en general y de las relaciones interestatales en particular.
Desde su postura particular, cada uno de estos autores otorga una
interpretacn del escenario que en las últimas décadas despliega la eco-
nomía mundial capitalista: Panitch y Gindin (2015) discuten en torno a la
construccn y consolidación del capitalismo global bajo el liderazgo del
imperio informal estadounidense que mantiene su poderío; mientras que
Arrighi (2007; 2005a; 2005b) y Arrighi y Silver (2001; 2011) plantean la exis-
tencia de una situación de caos sistémico que actualmente experimenta la
economía mundial, misma que adquiere relevancia para la comprensión
del momento en que se encuentra el conjunto de relaciones interestatales.
Leo Panitch y Sam Gindin (2015) plantean que los EE UU son un
nuevo tipo de imperio que se distingue de los imperios al estilo clásico
cuyo poderío se basó en el dominio político de los territorios y sus pobla-
ciones. Lo que caracteriza a este imperio informal es la manera en que
logró articular a una gran cantidad de Estados en torno a un sistema de
pagos, bajo la tutela de los EE UU, que rigió a la economía mundial a
partir de la segunda posguerra. Este sistema estuvo organizado en torno
a propuestas convenientes para la economía norteamericana en la que se
considera como la primera de las dos edades de oro que ha vivido el capi-
talismo estadounidense de 1948 a 1973.
Estos autores sostienen que el imperio informal estadounidense se
hizo más fuerte a partir de la década de los setenta ante el colapso de Bret-
ton Woods, momento que para muchos era el inicio del n de la hegemo-
nía de los EE UU. Este argumento descansa sobre la idea de que, en la me-
dida en que las naciones depositaron su conanza en el dólar y sobre todo
en Wall Street para guiar a la economía mundial, se sentaron las bases para
la segunda edad de oro del capitalismo estadounidense. La segunda edad
de oro va aproximadamente de 1983 al año 2007. Serían los mecanismos
generados por un renovado imperio estadounidense los que permitirían
la expansión del capitalismo como proyecto global durante este periodo.
El n de la segunda edad de oro provendría del momento de cri-
sis del 2008 bajo condiciones clave que ahuyentan la posibilidad de que
los EE UU vean el n de su hegemonía. Para Panitch y Gindin (2015) el
centro de esta idea está en que dicha nacn fue capaz de compartir los
8. La disputa global por los recursos
naturales es uno de los elementos más
marcados en la dinámica del capitalis-
mo contemporáneo y de su lógica de
acumulación. AL es un espacio impor-
tante de esta disputa, por la dimensión
de las reservas de recursos estratégicos
que posee y por su condición histórica
de ser una región exportadora de mate-
rias primas. El alto grado de vulnerabi-
lidad y dependencia de importaciones
que EE UU tiene en relación a un gran
número de minerales que AL produce,
y la creciente demanda china de estos
recursos muestran que la región tiene
enormes condiciones de negociación y
una oportunidad histórica para asumir
soberanamente la gestión económica
y científica de los recursos minerales
que posee. Por la envergadura de estos
objetivos y por la dimensión de los
intereses en disputa, éste proyecto
solo podrá avanzar si es asumido como
una estrategia regional (BRUCKMANN,
2012, p. 2).
Sin el desarrollo de un pensamiento
estratégico que se afirme en el principio
de la soberanía y en una visión de futuro
de largo plazo, los países latinoame-
ricanos y la comunidad de países en
proceso de integración, tienen menos
condiciones de hacer frente a las
enormes presiones generadas por esta
situación de disputa, donde está en
juego, en última instancia, capacidad de
re-organización de proyectos hegemó-
nicos y la emergencia de proyectos
contra-hegemónicos. Es claro que
este conflicto de intereses tiene como
telón de fondo visiones societarias
y proyectos civilizatorios en choque
(BRUCKMANN, 2012, p. 5).
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problemas derivados de la crisis que explotó en el seno de sus institucio-
nes nancieras con prácticamente todo el mundo de una forma verdade-
ramente imperial. Para ellos, la centralidad del Estado estadounidense
fue en esos momentos más nítida que en otros momentos, tal y como lo
expresan textualmente en las siguientes líneas:
Su decisivo papel en la gestión de la crisis global se conrmó en cuanto la crisis se
desplegó, desde el papel de la Reserva Federal, rescatando directamente a bancos
extranjeros y proporcionando a otros bancos los muy necesitados dólares, hasta la
coordinación del Tesoro de las políticas de estímulo con otros Estados. La enorme
demanda de bonos del Tesoro durante la crisis reejaba el grado en que el Estado
estadounidense continuaba siendo considerado el garante nal del valor, y demos-
traba hasta qué punto el mundo seguía instalado en el patrón dólar. Incluso aunque
surgieran tensiones internacionales, lo que resultó tan llamativo cuando los diri-
gentes del G20 se reunieron por primera vez en Washington a nales de 2008 fue el
consenso en evitar medidas proteccionistas (PANITCH; GINDIN, 2015, p. 34).
A partir del desarrollo de estas ideas, Panitch y Gindin (2015) con-
cluyen que la crisis si bien trajo suras, estas no se tradujeron en tensiones
entre los Estados capitalistas sino en procesos internos de problemas socia-
les
9
, que no son concluyentes en cuestionar la hegemonía estadounidense.
Por su parte, Giovanni Arrighi (1999) identica, a partir de su análi-
sis basado en la existencia de ciclos sistémicos de acumulación, que el pe-
riodo posterior a las dos guerras mundiales, en el que también tuvo lugar
la gran depresión de los años treinta, es la fase de expansión material del
ciclo sistémico de acumulación bajo el liderazgo de los EE UU. Desde esa
perspectiva, Arrighi (1999) identica a la crisis sistémica de la década de
los setenta como la crisis señal del ciclo sistémico estadounidense que da
paso a la fase de expansión nanciera del mismo.
Con la crisis del 2008 EE UU sufre una disociación entre su poder
militar y su poder económico-nanciero, pues actualmente el primero
lo ejerce mientras que el segundo está en China. Se observa claramente
cómo la primera ha pasado de ser una nación líder acreedora a la mayor
deudora mundial de una manera sumamente veloz.
Para Arrighi (2007; 2005a; 2005b) la economía mundial se encuen-
tra en un periodo de caos sistémico. Esta idea puede asociarse al actual
periodo de crisis mundial caracterizado por la incertidumbre respecto al
declive de la hegemonía estadounidense y a las posibles conguraciones
futuras de la economía-mundo capitalista y del sistema inter-estatal.
Las corporaciones multinacionales de Estados Unidos de América han estado
invirtiendo fuertemente en China, repitiendo el patrón histórico observado
por Marx en el cual los centros en declive transeren superávits de capital a los
centros en ascenso. Sin embargo, en una salida importante de los patrones del
pasado, el ujo neto de superávit de capital, desde el comienzo de la expansión
nanciera liderada por Estados Unidos, ha estado notablemente en la forma de
compras masivas desde Asia Oriental de Bonos del Tesoro de Estados Unidos,
primero por Japón, luego por China (ARRIGHI; SILVER, 2011, p. 63).
Arrighi pone el acento en dos fenómenos, por un lado, el ascenso y
declive del “Proyecto para un Nuevo Siglo Americano” diseñado por los
neoconservadores estadunidenses y, por el otro, el surgimiento de China
como adalid del resurgimiento económico de Asia oriental (2007, p. 5). Esto
llevaría al gigante astico al centro de la economía política global, donde
jugaría un papel importante la nueva estrategia de striving for achievement
10
,
9. Costas Lapavistas (2016) cuestiona
de manera tangencial la propuesta de
Panitch y Gindin, sin que el centro de
su análisis sea el de identificar el rol
hegemónico de EE UU en la economía
mundial. De manera específica critica
la idea de que “la financiarización es la
‘americanización’ de las finanzas que ha
servido para fortalecer y universalizar
el poder de EE UU” gracias al papel que
el dólar posee en este proceso y la di-
ficultad de que esta moneda encuentre
un rival que pueda sustituirlo. Por lo que
es discutible que la posición hegemó-
nica de los EE UU se haya fortalecido
(LAPAVISTAS, 2016, p. 52).
10. En el marco de la conferencia
de asuntos exteriores del Partido
Comunista Chino (PCCh) el 24 de
octubre de 2013, el presidente chino Xi
Jinping pronunció un discurso en el que
presentó formalmente la estrategia de
striving for achievement (fenfayouwei)
o “lucha por el logro”, señalando una
transformación de la vieja estrategia de
kepping a low profile o “mantener un
perfil bajo”. La diferencia clave entre
ambos es que el primero se centra en
las ganancias económicas y el segundo
busca fortalecer el apoyo político y
valora más el papel de la moralidad,
lo cual ha logrado incluso un progreso
más allá de las expectativas personales
del presidente Xi al crear un ambiente
internacional más favorable para China
(XUETONG, 2014, p. 153-154).
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lanzada por Xi Jinping en mayo de 2013 en la Conferencia de Trabajo sobre
la Diplomacia Periférica (XUETONG, 2014; 2016).
Entre 2016 y el comienzo de 2017, la economía mundial capitalista
ha vivido momentos que han puesto en discusión el actual modelo de
globalización neoliberal. Por un lado, la presidencia de Donald Trump en
EE UU muestra un escenario cada vez más complejo que podría recon-
gurar el actual modelo de relaciones económicas y políticas globales. Para
el territorio latinoamericano esto signicaría un desafío en el objetivo de
lograr mayor autonomía en su inserción en la economía global. Por otro
lado, el proyecto de la One Belt, One Road(OBOR)
11
lanzado por China,
podría ser la base para la construcción de un nuevo sistema interestatal
con el liderazgo de Beijing bajo la propuesta de la Nueva Economía Es-
tructural (NEE) (LIN; WANG, 2017, p. 15-16).
La discusión anterior, nos permite introducir el panorama que a
nivel de la economía mundial existe en torno a los procesos de recongu-
ración hegemónica y la manera en que la región latinoamericana se en-
cuentra inserta en dicho contexto. En este sentido, el impulso hacia una
transición hegemónica asume hoy un signicado importante en el cual
el papel de los países emergentes es fundamental en el entendimiento de
este proceso en el que sin duda China adquiere un rol fundamental.
Las contradicciones que vive hoy el capitalismo global ponen de
maniesto que AL adquiere el rasgo de ser cada vez más un territorio
en disputa entre los actores que buscan convertirse o mantenerse como
hegemonía global en la actualidad. Nos parece importante señalar que
AL es y ha sido, en las últimas dos décadas, una región que se encuentra
en una constante reconguración que no se aparta de los procesos de un
mundo globalizado. Efectivamente, a partir del siglo XXI los gobiernos
latinoamericanos han intentado tomar las riendas de su propio destino
constituyendo diversos procesos formales de integración
12
. Por ello, se
ha puesto en juego el papel de cada país latinoamericano en el ajedrez
de este sistema interestatal para consolidar distintos modelos de integra-
ción
13
que les ha permitido en cierto modo tomar liderazgo regional. Este
escenario, se reorganiza a partir de un mayor acercamiento de China en
AL y, al mismo tiempo, del debilitamiento de las relaciones entre EE UU
y varios países latinoamericanos. Sin embargo, también podría conside-
rarse lo que Gallagher (2016) denomina China Triangle, una estructura
donde los vértices son China y EE UU con los que AL fomentaría relacio-
nes políticas y comerciales interactuando simultáneamente con ambos
actores y sin tener que escoger entre uno u otro.
El avance estratégico de China en América Latina en el siglo XXI
Mirar a Latinoamérica como región, es rearmar su posicn en
un mundo globalizado, dentro de un marco capitalista en el cual los mer-
cados de carácter global enfatizan las relaciones políticas y económicas
internacionales. Aunque las alternativas de cambio y desarrollo social en
AL se han dado en un contexto pragmático y real que no va más allá del
capitalismo, los países latinoamericanos han podido avanzar hacia nue-
vos objetivos y estrategias basados en el dlogo político, los acuerdos
11. Con la One Belt One Road Initiative
(OBOR), lanzada por Xi Jinping en 2013
y oficializada en 2015, China pretende
integrar verticalmente la Ruta terrestre
de la Seda de Eurasia con la nueva
Ruta marítima de la Seda que conecta
el Mar de China con el Océano Índico,
el Golfo Pérsico, el Mar de Arabia y el
Mediterráneo con sendos brazos hacia
el Pacífico por Oriente y las regiones
costeras con el Índico de África. El
alcance transcontinental de la OBOR
muestra que China, en esta segunda
oleada de su desarrollo hacia el exterior,
pretende influir de manera decisiva
en la distribución del poder mundial
(DOMÍNGUEZ, 2018b, p. 163-164).
12. China jugará un papel muy impor-
tante en el futuro de la integración
latinoamericana, pues por ejemplo
tiene la posibilidad de articularse con
los países de la Alianza del Pacífico
(AP), que, a pesar de responder a los
intereses del Consenso de Washington,
perdieron momentáneamente su rumbo
tras la decisión de Donald Trump de
abandonar el Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica en enero de
2018. Por su parte, la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) sigue siendo el canal de
comunicación preferido por el Gobierno
chino que ha intentado con éxito imple-
mentar un modelo de CSS ampliada, es
decir incluyendo comercio e inversión
bosquejado a partir del Documento del
I Foro China-CELAC y el Policy Paper de
China para AL de 2016, así como el plan
de acción presentado en el II Foro Chi-
na-CELAC de 2018 para profundizar la
cooperación económica, la solidaridad
y la complementariedad en beneficio
mutuo. No obstante, la inclinación a
la derecha en la balanza política de
AL en años recientes ha paralizado
los proyectos de integración regional
desarrollados en la década previa. Tal
es el caso de la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR) convertida en
un “elefante banco” después de que en
2018 fuera abandonada por siete de sus
doce miembros. Es importante señalar,
que ante el actual panorama político
regional, tal como señala Gordon Mace
(2018), la eventual desaparición de la
UNASUR significaría la pérdida de un
foro diplomático necesario, al tiempo
que daría testimonio de una profunda
crisis del regionalismo sudamericano.
Finalmente, en cuanto a la Alianza
Bolivariana de Nuestra América-Tratado
de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP)
se encuentra en el ocaso tras la crisis
de Venezuela, que era el principal país
impulsor de esta iniciativa.
13. La integración es una concepción
estricta y se concibe como un proceso
gradual de acercamiento multidimen-
sional e interdependencia económica
entre países con proyectos nacionales
compatibles de desarrollo, para alcanzar
objetivos comunes, en condiciones
de ventajas mutuas, mediante la con-
certación y la convergencia paulatina,
sobre base de principios solidarios de
cooperación (ÁLVAREZ, 2012, p. 180).
57
Ada Celsa Cabrera García e Giuseppe Lo Bruo América Lana en el marco de la reconguración hegemónica mundial: el avance estratégico de China en la región en el siglo XXI
lanzada por Xi Jinping en mayo de 2013 en la Conferencia de Trabajo sobre
la Diplomacia Periférica (XUETONG, 2014; 2016).
Entre 2016 y el comienzo de 2017, la economía mundial capitalista
ha vivido momentos que han puesto en discusión el actual modelo de
globalización neoliberal. Por un lado, la presidencia de Donald Trump en
EE UU muestra un escenario cada vez más complejo que podría recon-
gurar el actual modelo de relaciones económicas y políticas globales. Para
el territorio latinoamericano esto signicaría un desafío en el objetivo de
lograr mayor autonomía en su inserción en la economía global. Por otro
lado, el proyecto de la One Belt, One Road(OBOR)
11
lanzado por China,
podría ser la base para la construcción de un nuevo sistema interestatal
con el liderazgo de Beijing bajo la propuesta de la Nueva Economía Es-
tructural (NEE) (LIN; WANG, 2017, p. 15-16).
La discusión anterior, nos permite introducir el panorama que a
nivel de la economía mundial existe en torno a los procesos de recongu-
ración hegemónica y la manera en que la región latinoamericana se en-
cuentra inserta en dicho contexto. En este sentido, el impulso hacia una
transición hegemónica asume hoy un signicado importante en el cual
el papel de los países emergentes es fundamental en el entendimiento de
este proceso en el que sin duda China adquiere un rol fundamental.
Las contradicciones que vive hoy el capitalismo global ponen de
maniesto que AL adquiere el rasgo de ser cada vez más un territorio
en disputa entre los actores que buscan convertirse o mantenerse como
hegemonía global en la actualidad. Nos parece importante señalar que
AL es y ha sido, en las últimas dos décadas, una región que se encuentra
en una constante reconguración que no se aparta de los procesos de un
mundo globalizado. Efectivamente, a partir del siglo XXI los gobiernos
latinoamericanos han intentado tomar las riendas de su propio destino
constituyendo diversos procesos formales de integración
12
. Por ello, se
ha puesto en juego el papel de cada país latinoamericano en el ajedrez
de este sistema interestatal para consolidar distintos modelos de integra-
ción
13
que les ha permitido en cierto modo tomar liderazgo regional. Este
escenario, se reorganiza a partir de un mayor acercamiento de China en
AL y, al mismo tiempo, del debilitamiento de las relaciones entre EE UU
y varios países latinoamericanos. Sin embargo, también podría conside-
rarse lo que Gallagher (2016) denomina China Triangle, una estructura
donde los vértices son China y EE UU con los que AL fomentaría relacio-
nes políticas y comerciales interactuando simultáneamente con ambos
actores y sin tener que escoger entre uno u otro.
El avance estratégico de China en América Latina en el siglo XXI
Mirar a Latinoamérica como región, es rearmar su posicn en
un mundo globalizado, dentro de un marco capitalista en el cual los mer-
cados de carácter global enfatizan las relaciones políticas y económicas
internacionales. Aunque las alternativas de cambio y desarrollo social en
AL se han dado en un contexto pragmático y real que no va más allá del
capitalismo, los países latinoamericanos han podido avanzar hacia nue-
vos objetivos y estrategias basados en el dlogo político, los acuerdos
11. Con la One Belt One Road Initiative
(OBOR), lanzada por Xi Jinping en 2013
y oficializada en 2015, China pretende
integrar verticalmente la Ruta terrestre
de la Seda de Eurasia con la nueva
Ruta marítima de la Seda que conecta
el Mar de China con el Océano Índico,
el Golfo Pérsico, el Mar de Arabia y el
Mediterráneo con sendos brazos hacia
el Pacífico por Oriente y las regiones
costeras con el Índico de África. El
alcance transcontinental de la OBOR
muestra que China, en esta segunda
oleada de su desarrollo hacia el exterior,
pretende influir de manera decisiva
en la distribución del poder mundial
(DOMÍNGUEZ, 2018b, p. 163-164).
12. China jugará un papel muy impor-
tante en el futuro de la integración
latinoamericana, pues por ejemplo
tiene la posibilidad de articularse con
los países de la Alianza del Pacífico
(AP), que, a pesar de responder a los
intereses del Consenso de Washington,
perdieron momentáneamente su rumbo
tras la decisión de Donald Trump de
abandonar el Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica en enero de
2018. Por su parte, la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) sigue siendo el canal de
comunicación preferido por el Gobierno
chino que ha intentado con éxito imple-
mentar un modelo de CSS ampliada, es
decir incluyendo comercio e inversión
bosquejado a partir del Documento del
I Foro China-CELAC y el Policy Paper de
China para AL de 2016, así como el plan
de acción presentado en el II Foro Chi-
na-CELAC de 2018 para profundizar la
cooperación económica, la solidaridad
y la complementariedad en beneficio
mutuo. No obstante, la inclinación a
la derecha en la balanza política de
AL en años recientes ha paralizado
los proyectos de integración regional
desarrollados en la década previa. Tal
es el caso de la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR) convertida en
un “elefante banco” después de que en
2018 fuera abandonada por siete de sus
doce miembros. Es importante señalar,
que ante el actual panorama político
regional, tal como señala Gordon Mace
(2018), la eventual desaparición de la
UNASUR significaría la pérdida de un
foro diplomático necesario, al tiempo
que daría testimonio de una profunda
crisis del regionalismo sudamericano.
Finalmente, en cuanto a la Alianza
Bolivariana de Nuestra América-Tratado
de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP)
se encuentra en el ocaso tras la crisis
de Venezuela, que era el principal país
impulsor de esta iniciativa.
13. La integración es una concepción
estricta y se concibe como un proceso
gradual de acercamiento multidimen-
sional e interdependencia económica
entre países con proyectos nacionales
compatibles de desarrollo, para alcanzar
objetivos comunes, en condiciones
de ventajas mutuas, mediante la con-
certación y la convergencia paulatina,
sobre base de principios solidarios de
cooperación (ÁLVAREZ, 2012, p. 180).
comerciales y la búsqueda de una nueva forma de nanciamiento. Ante
tal escenario, tal como señala Domínguez (2018a, p. 60), China está a pun-
to de terminar el diseño de un nuevo régimen de Cooperación Sur-Sur
(CSS) como parte de los andamiajes del potencial sistema interestatal que
fomenta. Esto impliacaría un liderazgo chino a través del gran salto rea-
lizado por este país en términos de potencia y credibilidad estratégica in-
ternacional, o, dicho de otro modo, gracias a su irresistible resurgimiento
(frente a la imparable pérdida de peso económico y autoridad política de
EE UU). Y, AL acapararía en este momento algunas sinergias que la ini-
ciativa china OBOR está impulsando.
La cooperación integral entre China y AL ayudaría a aumentar
su fuerza y su capacidad de desarrollo teniendo como telón de fondo el
profundo ajuste actual del sistema mundial en un momento de poscrisis
nanciera internacional (HAIBIN, 2018, p. 219).
En este sentido, pensar en una posición de AL, es hablar sobre re-
gionalismo y multilateralismo, y el papel que estas visiones tienen para
desarrollarse como actores en el marco de la economía mundial capita-
lista. Partir desde esta posición nos remite a la idea que “las regiones son
socialmente construidas y, por lo tanto, pueden ser políticamente dispu-
tadas” (HURREL, 1995, p. 38). Este pensamiento rearma la posición de
AL como una regn construida y también abre el panorama para referir-
se a ella como un territorio en constante disputa.
La zona se ha construido en gran medida por los intereses y la in-
uencia de terceros, como distintas potencias europeas, pero sobre todo
por los EE UU, aunque hoy en día China se presente como otro actor que
busca inuenciar los procesos latinoamericanos a través de la estrategia
del softbalancing
14
y sin enfrentar directamente a su contraparte. Por el
contrario, parece ser que los proyectos latinoamericanos por importan-
tes y autonómicos que suponen haber sido se inscriben en una estrategia
global en la que EE UU y China han aprovechado, y en el que su lugar de
periferia de la economía mundial capitalista no ha sido puesta en discu-
sión, no obstante los renovados procesos democráticos y de cambio en un
marco neoextractivista.
Estas características convierten a la región en un territorio en dis-
puta que se enfrenta a una fragmentación interna entre los diversos Es-
tados que la conforman, al tiempo que se presenta como un espacio cada
vez menos sólido en el exterior, con menor capacidad de negociación in-
ternacional con otros actores como EE UU, la Unión Europea o China
que tienen claros intereses geoestratégicos en la zona.
El ascenso de China en la geopolítica mundial es el resultado de una
estrategia de más de cuarenta años que, con los relativos matices que la
han caracterizado, revela la voluntad de impulsar un cambio en el actual
sistema interestatal. En ese sentido, las relaciones entre China y AL están
enmarcadas: a) en la estrategia global del dragón asiático conocida como
la OBOR b) en el documento político conocido como “Libro Blanco” sobre
América Latina y el Caribe en 2008, que dene la estructura de los objeti-
vos chinos en la región en el contexto de esta globalización proponiéndose
fomentar un comercio equilibrado y el estímulo de inversiones y coopera-
ción en distintos ámbitos bajo los ejes de la política exterior china
15
; c) en
14. El concepto de softbalancing o
“equilibrio suave” parte de la idea que
las instituciones internacionales son
secundarias para la distribución del
poder en el sistema internacional y por
ello no pueden crear serios desafíos
a dicha distribución. Por lo tanto, este
concepto se discute como un método
para superar los problemas de coor-
dinación bajo la anarquía del sistema
internacional, recurriendo a la tesis
institucionalistas en las que los Estados
secundarios pueden usar las institucio-
nes para abordar diversas necesidades:
a veces pueden facilitar la coordinación
con un poder unipolar o en oposición a
él, o bien, como foros para publicitar y
deslegitimar el unilateralismo unipolar.
(FRIEDMAN; LONG, 2015, p. 130)
15. Respeto mutuo por la soberanía y
la integridad territorial, la no agresión
mutua, la no interferencia en los asun-
tos internos de otros países, igualdad y
beneficio mutuo, y la coexistencia pacífi-
ca. Estos principios reflejan plenamente
los propósitos y principios de la Carta
de la ONU y constituyen la base jurídica
para la conformación del nuevo orden
internacional.
58
estudos internacionais • Belo Horizonte, ISSN 2317-773X, v. 7, n. 3, (dez. 2019), p.51 - 62
los 5 principios de coexistencia pacíca
16
; d) en el reconocimiento de una
sola China; e) en el Foro China-CELAC de 2015 y su Plan de Cooperación
2015-2019, que se ha vuelto a signicar como “cooperación económica”
(DOMÍNGUEZ, 2016); f) en el segundo “Libro Blanco” sobre América
Latina publicado en 2016; y, nalmente, g) en el principio win-win
17
. En
ese sentido, la regn latinoamericana viene considerada como un espacio
importante del mundo en desarrollo y estratégica en la arena del nuevo
ajedrez de poder a nivel global (THE STATE COUNCIL OF PEOPLE’S
REPUBLIC OF CHINA, 2016).
Aunque AL no sería el principal espacio económico y político de la
nueva estrategia china del siglo XXI la OBOR
18
”, los países de AL ofrecen
una serie de oportunidades para mejorar el clima general para el “de-
sarrollo armonioso
19
” del gigante asiático en el escenario mundial (PIC-
CONE, 2016, p. 1) marcando como objetivos estratégicos en la región el
respeto mutuo, la profundización de la cooperación y la intensicacn
de los intercambios económicos-comerciales. Esto se contrasta con la re-
lación de subordinación que AL ha tenido hacia los intereses de los EE UU
bajo el régimen de posguerra.
En este sentido, China se presenta como un actor con reglas dis-
tintas en su cooperación con AL. Su sistema de valores a la hora de esta-
blecer relaciones económicas y políticas con otros países, especialmente
con los de la región latinoamericana, tiende a ser interpretado por estos
como generador de benecios para todos. Esto diere, cada vez más, con
la dinámica que han adquirido las relaciones de algunas naciones lati-
noamericanas con los EE UU, aunque otras le apuestan a que todavía la
visión de ese Estado es la mejor opcn a seguir. Estos elementos pueden
pensarse desde la idea de caos sistémico de Arrighi y Silver (2001), pues
existe más de una nación cuyos intereses promueven valores particulares
que dicultan la posibilidad de ver con claridad la existencia de un orden
hegemónico. Se observa un momento en el que existen nuevos referentes
con la potencialidad de asumir un liderazgo a partir de que sus objetivos
tienden a presentarse como el interés general, condicionando así las di-
micas de relaciones interestatales.
Para argumentar nuestra hipótesis de cómo el ascenso chino po-
dría representar el comienzo de un nuevo sistema interestatal que aún no
termina de conformarse ante otro que no acaba de colapsar, nos parece
importante recuperar la idea de Giovanni Arrighi según la cual:
La mayoría de las características del regreso de China a una economía de merca-
do son más acordes con esa concepción del desarrollo basado en el mercado que
con la concepción marxiana del desarrollo capitalista, según la cual el gobierno
desempeña el papel de comité que gestiona los asuntos comunes de la burguesía
y como tal facilita la separación entre los productores directos y los medios de
producción así como la tendencia de los acumuladores capitalistas a descargar las
presiones competitivas sobre los trabajadores (ARRIGHI, 2007, p. 372).
Lo que queremos resaltar de este argumento es que, siguiendo la
idea de Arrighi (2007), no obstante China haya buscado la ayuda de los
capitalistas extranjeros en la consolidación de su papel en las dinámicas
de la economía mundial, ha mantenido la capacidad de dirigir estas accio-
nes siendo hoy el principal acreedor de los EE UU. Además, el no haber
16. Están basados en los principios de
beneficios mutuos, igualdad y desarrollo.
17. El discurso del Consejero de Estado
chino Dai Bingguo que pronunció en
nombre del Presidente Hu Jintao en el
diálogo del G8 más países en desarrollo
en China, en julio de 2009, es conside-
rado como la primera declaración oficial
de China sobre la gobernanza mundial
destacando la necesidad de promover el
desarrollo coordinado y sostenible de la
economía mundial incluyendo elementos
como la representación equilibrada y
beneficios mutuos como resultados de
un juego de ganar-ganar (win-win), que
significa combinar los intereses y vincular
el desarrollo de un país con los demás
(PANG; LYE, 2012, p. 528-529). Luego,
en su discurso en el Foro Boap sobre la
“Comunidad del Destino Común” de Asia
en 2015, el presidente Xi Jinping, explicó
la concepción de China de las relaciones
de “ganar-ganar” en Asia y el mundo, lo
cual es considerado el centro del enfoque
de la política exterior de China al articular
cuestiones económicas como el Asian
Infrastructure Investment Bank (AIIB) y la
OBOR para los enlaces de infraestructura
en el continente asiático con observacio-
nes más amplias sobre las relaciones cul-
turales y de “civilización” entre los países
involucrados (CHINA.ORG.CN, 2018).
18. La OBOR se enfocará a reforzar las
relaciones con sus vecinos geográficos
inmediatos, desplazando algunas de
las sinergias hasta ahora enfocadas en
la región latinoamericana. Representa
un mercado de mayores alcances para
el país asiático, y a la vez ofrecerá un
espacio económico ideal para la repro-
ducción del capital real y especulativo.
19. El desarrollo inclusivo es un requisito
inevitable para materializar la vocación
de China por una sociedad armoniosa y
un mundo armonioso. En este sentido
la idea de un “desarrollo armonioso”
parte de la insistencia del gobierno
chino en la salvaguardia y la mejora del
bienestar social como punto de partida y
destino de todas sus actuaciones, fijando
como prioridad profundizar la reforma
al sistema de distribución de ingreso,
con el objetivo de resolver desde la
raíz el problema del desequilibrio en la
distribución de la riqueza social. De esta
forma se afirma un sistema de protecci-
ón social, caracterizado por la equidad
en derechos, oportunidades y reglas de
juego, para asegurar que el fruto del
desarrollo beneficie en mayor medida
y de manera más equitativa a toda la
población (EMBAJADA DE LA RPCH EN
LA REPÚBLICA DE CHILE, 2013).
59
Ada Celsa Cabrera García e Giuseppe Lo Bruo América Lana en el marco de la reconguración hegemónica mundial: el avance estratégico de China en la región en el siglo XXI
adoptado totalmente los dicmenes del Consenso de Washington le ha
permitido sortear las dinámicas neoliberales y, de esa manera, impulsar
su propio modelo de globalización a partir de su entrada en la Organiza-
ción Mundial del Comercio (OMC) en el 2001. La combinación de estos
elementos con el impulso a la iniciativa de la “OBOR, ha fomentado la
implementación de un nuevo sistema de comercio multilateral basado en
la voluntad de reformar la gobernanza global para, tal como señala Do-
mínguez, edicar un sistema económico abierto (2016, p. 59-60).
A comienzos de la segunda década del presente siglo, China vi-
vió una desaceleración en su ritmo de crecimiento económico como
consecuencia del periodo depresivo que atravesó la economía mundial
a partir de la crisis inmobiliaria del 2008 que se originó Pen los EE UU.
Como consecuencia, en el año 2009, el gigante asiático formuló una es-
trategia de política externa que prioriza las relaciones con el sur global
promoviendo asociaciones estratégicas, vínculos económicos y alianzas
al interior de los organismos internacionales (VADELL, 2018). Esta po-
lítica, que mantiene relación con el mundo desarrollado y la profundiza
con el sur global, encuentra su más clara expresión en la mencionada
iniciativa OBOR.
China está en condiciones de situarse, a partir de esta estrategia
como el nuevo líder de un régimen de CSS y por tal motivo, es impor-
tante señalar que esta iniciativa abarca también (por la “Ruta Marítima
de la Seda”) a AL
20
, con algunos de los macro proyectos nanciados con
capital chino como la plataforma de la isla de Cuba a modo de base naval
y los proyectos de comunicacn del Gran Canal de Nicaragua
21
, el ferro-
carril bioceánico Brasil-Perú y el túnel Argentina-Chile (DOMINGUEZ,
2018a, p. 56).
La iniciativa OBOR frente a veintinueve jefes de estados y de go-
bierno celebrada en Pekín en mayo de 2017, puede ser considerada como
una nueva forma de impulsar el desarrollo, con el objetivo de ampliar los
vínculos entre Asia, África, Europa y América, acompañada de inversio-
nes en infraestructura por miles de millones de dólares. Un proyecto sin
duda que fortalece aún más el liderazgo chino en la economía mundial
y que abre nuevos escenarios en lo que muchos denen el proyecto de
globalización 2.0.
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), el Nuevo
Banco de Desarrollo (NDB) en el marco de los BRICS
22
, la Agencia Estatal
de Cooperación Internacional para el Desarrollo de China creada ape-
nas en abril de 2018, y el Fondo de la Nueva Ruta de la Seda, marcarían
el camino hacia ese nuevo sistema interestatal. En palabras de Stuenkel
(2016) este representaría la base de un mundo posoccidental. Señalamos
también que China liderará pronto el nuevo régimen de CSS gracias al
gran salto realizado por este país en términos de potencia y credibilidad
estratégica internacional que será alternativo al del Comité de Ayuda al
Desarrollo (CAD). En éste último, la institucionalidad en el plano nan-
ciero, el development compact
23
y la nanciarización amplia del desarrollo,
y, el sistema de monitoreo y evaluación serán los tres pilares con los que
el gigante asiático se aanzará a nivel global como el líder y arquitecto
de este nuevo régimen (DOMÍNGUEZ, 2018a, p.60-62). Además, la nueva
20. La OBOR abarca también por la
Ruta Marítima a AL, comprendiendo
por el momento cuatro megaproyectos.
(i) a modo de base naval, desde 2011
se instaló en Cuba una plataforma de
perforación petrolera construida en China
con la alta tecnología Scarabeo 9, de
Saipem, propiedad de la petrolera italia-
na Eni SpA y contratada por la española
Repsol YPF, que es capaz de perforar un
máximo de 12 000 pies (3 600 metros) en
aguas profundas (LA JORNADA, 2010).
Asimismo, en proyectos de comunicación
se prevé (ii) la construcción del Gran
Canal de Nicaragua que ya inició en
2014, previendo su conclusión en 2019,
con un proyecto valorado en $USD 50.000
millones a cargo de la empresa HKND,
propiedad del multimillonario chino
Wang Jing, con sede en Hong Kong, que
recibió una concesión de 50 años por los
derechos de construir el canal y otros
50 años para manejarlo (BBC, 2014);
también se encuentra (iii) el ferrocarril
bioceánico Brasil-Perú cuya viabilidad
ha sido confirmada y se espera una
financiación de $USD 14.000 millones
estimados para la obra que debe estar
totalmente concluida en 2024, mediante
una asociación entre capitales públicos y
privados (NAVARRO, 2018); por último (iv)
el túnel Argentina-Chile que pasará por
debajo de la Cordillera de los Andes, a
los largo de 13,9 kilómetros, con un costo
de $USD 1.500 millones y que ya tuvo su
puntapié inicial en 2017 al dar a conocer
las 29 empresas que precalificaron para
participar en el proyecto que concluirá
cerca del 2027, destacando entre ellas
ACS, China Railway (CR), Skanska, Vinci
Construction y Bechtel Corporation (EL
PAÍS, 2018).
21. El proyecto del Canal Interoceánico de
Nicaragua parecía ser la obra cumbre del
mandato de Daniel Ortega al dar un giro
al comercio marítimo mundial compitien-
do con el Canal de Panamá. Sin embargo,
lejos de convertirse en una realidad, el
megaproyecto se ha vuelto cada vez más
inviable por los enfrentamientos entre
el gobierno y los sectores opositores del
país, además de que en los últimos meses
no ha recibido el debido apoyo del empre-
sario chino Wang Jing, quien lidera a la
firma HKND encargada del proyecto (PAN-
TALEÓN, 2018). Además, este proyecto
presenta muchos interrogantes debido a
la paralización de la obra, la fragmentaci-
ón de la fuente, y las diversas opiniones
en cuanto a la construcción del mismo
(FERNÁNDEZ; ROMERO, 2018, p. 94).
22. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
23. Señala Domínguez (2018a, p. 62)
que es el concepto que da coherencia
a la cooperación de India, y que ha
ganado rápidamente aceptación en NN
UU como nueva métrica.
60
estudos internacionais • Belo Horizonte, ISSN 2317-773X, v. 7, n. 3, (dez. 2019), p.51 - 62
estrategia de striving for achievement de China respondería a ese momento
de transición hegemónica.
Consideramos que en Davos 2017
24
ha sido novedoso el discurso
del presidente Xi acerca del papel que puede jugar una globalización que
otorgue benecios para todos. Esto, frente a lo que parece delinearse
como proyecto nacionalista privatizador del presidente norteamericano
Donald Trump que arremete contra no solamente esta globalización neo-
liberal, sino ante cualquier tipo de reglas económicas y comerciales que
no vean las ventajas de los EE UU por encima de los des. Al mismo
tiempo, mencionamos que el modelo Trump responde a la desesperada
estrategia de revivir el “Nuevo Siglo Conservador Americano” inaugura-
do por George W. Bush en 2001 que intentó, a comienzo de este nuevo
milenio, impulsar la hegemonía estadounidense frente a la avanzada chi-
na, estimulando de esta forma una nueva manera del desarrollo basado
en la securitización (con un enorme gasto en el sector militar).
Sin embargo, las distintas crisis del 2008
25
y del 2014
26
darían un
duro golpe al papel del “Estado imperial” estadounidense cuestionando
la hipótesis
27
de Leo Panitch y Sam Gindin de que la crisis del 2008 y su
intento de solución por parte de los EE UU reforzaría el lugar de este país
en el capitalismo global. Dado que, como señalan estos autores, EE UU
es el epicentro de la crisis nanciera global, pero el dólar estadounidense
sigue siendo el refugio seguro” (PANITCH; GINDIN, 2015, p. 481).
En este sentido, la nueva globalización Sur-Sur
28
impulsada por China
posee elementos para el surgimiento de un nuevo sistema interestatal parale-
lo aunque dudosamente sustituto del actual. A tal propósito, en relacn a la
región latinoamericana, señalamos los enormes créditos
29
, préstamos e inver-
siones
30
acompañados por numerosos acuerdos estratégicos y tratados de libre
comercio
31
que el gigante asiático ha materializado en este nuevo milenio con
los distintos países latinoamericanos. No obstante, hay que hacer hincapié en
que la disminución en el nanciamiento de China hacia AL en el 2017 se debe
a que los fondos regionales han adquirido mayor relevancia en los últimos
años, pero podría volver a aumentar si se aproban proyectos integrados a
la iniciativa china de la OBOR en la región (MYERS; GALLAGHER, 2018).
Reflexiones finales
Para Panitch y Gindin (2015, p. 405):
En el nuevo milenio se producía un claro proceso de desarrollo capitalista en el
sur global, aunque todavía fuera sumamente desigual y el éxito estadounidense
en crear un mundo a su imagen y semejanza se comprobaba por todo el mundo
en el funcionamiento de las empresas en un entorno en el que el modelo esta-
dounidense de capitalismo se consideraba evidentemente correcto en sí mismo.
Sin embargo, el siglo XXI vislumbró un cambio en la forma de acu-
mulación global en que las grandes Empresas Transnacionales (ET), que
organizan la producción de mercancías a escala planetaria, encontraron
conveniente la migracn de numerosos procesos fabriles hacia la región
de Asia-Pacíco (SLIPAK, 2014). En este sentido, tal como señala Stuenkel
(2016), vivimos el reejo de un mundo cada vez más centrado en Asia,
como resultado de un cambio histórico del poder de Occidente hacia el
continente que concentra más de la mitad de la población mundial.
24. En la ciudad de Davos, Suiza, entre
los días 17 y 20 de enero de 2017, se ce-
lebró el Word Economic Forum reuniendo
a políticos, empresarios y economistas de
todo el mundo para tratar las temáticas
referentes a la incertidumbre económica
global y a las transformaciones sociales.
26. Nos referimos a la crisis de la eco-
nomía mundial que golpeó a los países
en desarrollo.
25. Nos referimos a la crisis de la eco-
nomía mundial que golpeó a los países
desarrollados.
27. La acelerada globalización capitalista
suponía grandes cambios en todas partes
comprobables sobre todo en: a) la masiva
expansión de las finanzas en la acumulaci-
ón global; b) en el impacto de las redes de
producción integradas dentro de la divisi-
ón global del trabajo; y c) en los novedosos
aspectos de la centralidad económica de
EE UU en el capitalismo global (PANITCH;
GINDIN, 2015, p. 418). Para estos dos
autores estos cambios verían a EE UU
consolidarse como el “Estado imperial” en
la construcción del capitalismo global.
28. Con este término nos referimos al
nuevo modelo de globalización que está
impulsando China a partir de la perspec-
tiva de la Nueva Economía Estructural
teorizada por Justin Yifu Lin (2012).
29. Entre 2005 y 2016 Venezuela, Brasil,
Ecuador, Argentina y Bolivia han sido los
países que han recibido la mayor can-
tidad de créditos resaltando el sector
energético y el de infraestructura.
30. Entre el 2005 y el 2016 el país que
más Inversión Directa Extranjera (IED) ha
recibido es Brasil con un monto de 61,000
millones de dólares, seguido por Perú por
18,000 millones de dólares. En cuanto, a
los sectores en el que se centran dichas
inversiones resaltan el Gas y Petróleo (25,
000 millones de dólares), la minería y los
metales (27,000 millones de dólares) y
llama la atención el crecimiento del sector
servicios (7,000 millones de dólares).
31. Desde el 2000 se han firmado 11
acuerdos de asociación estratégica
(Venezuela en 2001; México en 2003 y
2013; Argentina en 2001 y 2004; Perú en
2004, 2008 y 2013; Chile en 2004 y 2012;
Ecuador en 2016); 3 Tratados de Libre
Comercio (TLCs), (Costa Rica en 2005; Perú
en 2009 y Chile en 2015.); se han creado
35 institutos confucios en 20 países; se
han establecido varios acuerdos de inter-
cambio de divisas con Argentina, Brasil y
Chile; China se ha convertido en accionista
del Banco Interamericano del Desarrollo
(BID) en 2009 y observador en la Organi-
zación de los Estados Americanos (OEA)
en 2004 y en la Comisión Económica para
América Latina (CEPAL) en el mismo año.
61
Ada Celsa Cabrera García e Giuseppe Lo Bruo América Lana en el marco de la reconguración hegemónica mundial: el avance estratégico de China en la región en el siglo XXI
Este trabajo argumenta lo que pregurábamos en al inicio del ar-
tículo, es decir, que el actual momento de crisis de la economía mundial
muestra el debilitamiento de los acuerdos suscritos en la Carta de las Na-
ciones Unidas en 1945 y que, tal como se ha intentado señalar, vivimos el
surgimiento de un nuevo orden interestatal que coexiste con éste último
pero que poco a poco va ganando terreno con China como líder.
En cuanto a AL, esta situacn marcaría también el aspecto políti-
co en la región dado que a partir del nuevo escenario electoral que se ha
desarrollado en México
32
y en Brasil
33
, se podrían construir distintos pro-
yectos de integración que mirarían ya sea hacia China o hacia EE UU. En
este sentido, se evidencia que las relaciones entre estados van adquiriendo
rasgos de un sistema interestatal centrado en Asia que coexiste con el de
la segunda posguerra.
Finalmente, el nuevo entramado de instituciones que China ha ido
creando a lo largo de estos últimos años daría paso a un “multilateralismo
competitivo” (STUENKEL, 2017, p. 240) que, más que generar rupturas
con el actual sistema interestatal, los haría convivir permitiendo nuevas
prácticas y dimicas de interacción global.
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32. Andrés Manuel López Obrador
lider de Morena resultó ganador en
las elecciones del primero de julio de
2018, marcando la historia de México,
donde por primera vez un presidente de
izquierda gobernará a uno de los países
más importantes y estratégicos de AL.
33. Jair Messias Bolsonaro, líder del
Partido Social Liberal (PSL) ganó en
la segunda vuelta las elecciones a la
presidencia de Brasil el pasado 29 de
octubre, marcando un giro a la derecha
extrema en el país carioca que podría
cambiar su papel en los esquemas de
integración y cooperación regional y
global.
62
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