estudos internacionais • Belo Horizonte, ISSN 2317-773X, v.6 n.3 (2018), p.98 - 117
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dencia de las colonias portuguesas en África era uno de los puntos centra-
les de la alianza. Brasil, con la vulnerabilidad energética acelerada por la
crisis del petróleo, tenía que tener en cuenta ese componente al momento
de denirse. Por lo tanto, además de Nigeria y Angola que pasarían a ser
abastecedoras de petróleo, en 1975, al tiempo que Petrobras multiplicaba
sus contratos para exploración de petróleo con los países árabes, Brasil
reconocía, en Naciones Unidas, los derechos del pueblo palestino a la au-
todeterminación y la soberanía vistos como requisitos primarios para la
paz en la región. A esto debemos agregar que se aprobó una resolución
que condenaba al sionismo como manifestación de racismo (BARBOZA,
1994). Si bien, para Brasil, los intereses con respecto a su accionar hacia
Medio Oriente eran netamente comerciales, los países productores de
petróleo intentaban dejar claro que sólo a través de gestos políticos el
comercio quedaría garantizado (FARES, 2007).
Según Barbosa, hasta la década del setenta puede hablarse de la
inexistencia de una política externa para Oriente Próximo. Sin embargo,
mientras los países de Occidente planteaban un boicot hacia los países
árabes, Petrobras rmaba su primer contrato de acción conjunta con Irak,
en 1974, lo que garantizó el abastecimiento del petróleo durante el embar-
go. En este período se rmaron variados acuerdos con países de la zona:
Kuwait (cooperación económica, 1975), Arabia Saudita (intercambio económico
y técnico, 1975), Jordania (transporte aéreo, 1975), Libia (cooperación técnico-
-cientíca, 1978), Argelia (transporte y navegación, 1976), Irán (intercambio co-
mercial, 1977). (BARBOZA, 1994, p. 349, traducción nuestra
10
).
La vulnerabilidad económica del país comenzó a acentuarse a par-
tir de la crisis del petróleo y el incremento de las medidas proteccionistas
aplicadas por los países desarrollados, en consecuencia, la necesidad de
obtener superávits comerciales en la balanza de pagos se volvió más apre-
miante para poder mantener el ritmo de crecimiento industrial. Por este
motivo, el gobierno de Geisel (1974-1979) intentó crear nuevas oportuni-
dades dinamizando los vínculos económicos y abriendo nuevos mercados
para compensar la retracción de los mercados tradicionales. Según Lessa,
la Política Externa de Geisel tenía, en 1974, la necesidad de diversicar los con-
tactos internacionales, de modo de no sólo compensar con exportaciones los
crecientes décits de la balanza de pagos, como también de superar, por la aper-
tura de nuevos mercados, la retracción de clientes tradicionales en el mundo de
los industrializados – entonces empeñados en superar la crisis de abastecimiento
de petróleo (LESSA, 1995, p. 25, traducción nuestra
11
).
Es en este contexto que, entre otras cosas, se “ocializó” la política
exterior brasileña hacia África; aunque cabe recordar que fue a partir de
1961 que las relaciones entre África y Brasil comenzaron a desarrollarse
con mayor impulso a partir del establecimiento de la División de África al
interior de Itamaraty (LECHINI, 2006, p. 103).
Así, a partir de la asunción de Geisel a la presidencia, en un contex-
to signado por la crisis petrolera internacional, las “amenazas” de inte-
rrumpir el suministro de petróleo por parte de algunos países africanos
ya independizados comenzaron a ser tenidas en cuenta por la administra-
ción brasileña. En 1972, el Gobierno nigeriano declaró que las “relaciones
especiales” entre Brasil y Portugal constituían el principal obstáculo para
la celebración de contratos entre la Nigerian National Oil Corporation y
10. Kuwait (cooperação econômica,
1975), Arábia Saudita (intercâmbio
econômico e técnico, 1975), Jordânia
(transporte aéreo, 1975), Líbia (coope-
ração técnico-científica, 1978), Argélia
(transporte e navegação, 1976), Irã
(intercâmbio comercial, 1977)
(BARBOZA, 1994, p., 349).
11. (…) a Política Externa de Geisel
tinha, em 1974, a necessidade de
diversificar os contatos internacionais,
de molde a não apenas compensar com
exportações os crescentes deficits da
balança de pagamentos, como superar,
pela abertura de novos mercados, a re-
tração de clientes tradicionais no mundo
dos industrializados – então empenha-
dos em superar a crise de fornecimento
do petróleo. (LESSA, 1995, p. 25).