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estudos internacionais • Belo Horizonte, ISSN 2317-773X, v. 8, n. 3, (set. 2020), p. 174-201
vos, caracterizados por discursos y convicciones (WENDT, 1999; ONUF,
1989; MÜLLER, 1994)
Los cuatros conceptos analíticos no son excluyentes, iluminan y
hacen comprender más bien diferentes aspectos de la realidad que anali-
zamos. El interregionalismo es, por ejemplo, como Gilson ha subrayado,
una construcción sociopolítica, constituida por interacciones interregio-
nales desarrolladas a través de la comunicación mutua y la percepción del
“otro” (GILSON, 2005) Los argumentos realistas y neorealistas se centran
en el poder y el equilibrio como características esenciales de las relaciones
inter - y transregionales. El enfoque constructivista busca, nalmente, los
efectos indirectos, el aprendizaje institucional y los factores cognitivos
que explican la construcción de la identidad del actor colectivo y de su
contraparte y sus proyecciones exteriores.
El posicionamiento actual de América Latina en el ámbito internacional
Tomando en cuenta la geografía política y económica, anteriormen-
te esbozada, ¿Dónde se encuentra América Latina?
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No hay dudas que la
región ha consolidado durante los últimos quince años su posición en un
escenario internacional caracterizado por la crisis o el estancamiento de las
economías más industrializadas y el auge de los países emergentes del Sur.
El Leitmotiv de esta etapa es el llamado “Consenso de Commodities”, percibi-
do como una alternativa al “Consenso de Washington” de Estados Unidos
(RAMO, 2004) y basado en la exportación de bienes primarios a gran esca-
la. El interés de China se concentró al respecto en megaproyectos extracti-
vos (mega-minería, explotación petrolera), la construcción de mega-repre-
sas y el nuevo capitalismo agrario con su combinación de transgénicos y
agro-tóxicos, entre otros. La capacidad de crecimiento de América Latina
es hoy condicionada por una restricción externa derivada de las limitacio-
nes para nanciar la inversión y recurrentes crisis de balance de pagos.
La participación de la región en las exportaciones mundiales de bienes y
servicios y las cadenas de valor permanece estancada y su cuota en los in-
tercambios de bienes de alta tecnología y servicios modernos sigue siendo
reducida. A pesar de ciertos logros que se observan respecto al contenido
de tecnología y conocimiento de las exportaciones, estos avances no alcan-
zan para permitir acortar las brechas de productividad que separan a las
economías de la región de los mercados más competitivos (KACEF, BAL-
LESTRY, 2014). La integración regional, tanto de los regímenes tradicio-
nales (Mercosur, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
/ALBA; Comunidad Andina), como el llamado “regionalismo autónomo
latinoamericano” o “regionalismo desaante” (CELAC, Unión de Estados
Suramericanas /UNASUR) (PRECIO CORONADO, 2013) está estancada
o en plena crisis. Los nuevos gobiernos de centro-derecha o derecha prio-
rizan, como el actual gobierno norteamericano, el bilateralismo. En resu-
men, una presencia regional coherente y concertada de América Latina en
la arena internacional (y hacia China) parece hoy más lejana que nunca.
Plataformas de concertación como la CELAC y el Foro China-CELAC son
intentos para corregir estos décits, sus alcances, sin embargo, frente a la
creciente fragmentación de la región más bien modestos.
4. Sé que la calidad de América Latina
como actor colectivo en el ámbito inter-
nacional, su actorness, es muy reducida
y se restringe en gran parte al nivel
discursivo y simbólico. Sin embargo,
los diferentes poliy papers del gobierno
chino, que describen la estrategia
china hacia América Latina se dirigen
a América Latina como región. Actores
latinoamericanos de peso que disponen
realmente sobre los recursos materiales
e inmateriales necesarios para actuar
globalmente son de hecho en América
Latina solo Brasil y México (al respecto
véase BODEMER, 2019).